15 de marzo de 2011

11 de marzo de 2011

No se como empezar este artículo así que voy a escribir; simplemente eso. No me gusta ver las noticias porque pienso que no son objetivas y creo que están basadas en el morbo, en el dolor de las personas y creo que no existe el respeto por las víctimas pero lo que está ocurriendo en Japón me ha sobrecogido, así que me he puesto a leer la prensa, a ver vídeos del terremoto, del tsunami, de la explosión nuclear… y siento mucha tristeza e impotencia.

La gente en estos casos suele decir; el mundo está muy mal, no cesan las catástrofes aquí y allá; inundaciones, seísmos, volcanes en erupción… pero la realidad, mi realidad según como yo la veo es que es muy fácil culpar a la naturaleza por todo lo que pasa y seguir así, sin más, como si no fuese con nosotros.
Me avergüenzo de la raza humana y de lo insensibles que somos a la naturaleza como si fuésemos seres superiores que están por encima de todo y de todos.
¿Cuanto debe suceder para que nos demos cuenta de lo que está en nuestras manos? El mundo está cambiando a pasos agigantados porque nosotros lo hemos querido así, que egoístas somos sin apenas darnos cuenta.

Solo oigo a la gente quejarse por todo pero no hace nada. En esta sociedad somos marionetas y solo unos pocos manejan los hilos; esos pocos que aún se siguen preguntando si deben cerrar o no las centrales nucleares. Para mi son malas personas porque hay una alternativa mejor y no la toman. No piensan que el resto de la gente pagará sus consecuencias aunque no estén de acuerdo con ellos.

Pero eso no se puede cambiar; como en “Dogville”; por mucho que te esfuerces en ser una buena persona y procurar el bien por los demás, al final los demás con su egoísmo, avaricia, arrogancia, con sus miedos… te hacen sacar lo peor de ti mismo como el mar saca sus olas, el volcán su lava y el terremoto mueve las entrañas de la tierra.