12 de julio de 2011

La declaración de amor de Pierre Bergé - YSL L’amour Fou

 

Yves Saint Laurent fué más que un diseñador de moda. Era una persona apasionada por el arte y la naturaleza.

El documental, dirigido por Pierre Thoretton, muestra un retrato de Yves de la mano de su pareja y socio durante más de 50 años Pierre Bergé, que abre la puerta de su casa y de su vida personal para dejarnos ver las facetas más íntimas del diseñador.

Estos dos entusiastas del mundo del arte tenían en su apartamento parisino en la Rue de Babylone decorado por Jaques Grange, una gran colección de tesoros adquiridos durante el más de medio siglo en que compartieron sus vidas. Cuando murió Saint Laurent para Pierre mantener la colección no tenía sentido por eso decidió subastarla al mejor postor.


Para algunos puede parecer una postura fría e incluso egoísta pero Pierre era una persona admirable y para él era lo más sensato. Los beneficios de la subasta fueron a una fundación contra el sida, a la Fundación Yves Saint laurent y para el propio Pierre Bergé.

El documental es como una metáfora de la vida; el apartamento va quedándose vacío al mismo tiempo que Pierre deja volar su pasado. Varias personas van descolgando las obras de arte una a una y metiéndolas meticulosamente en las cajas hasta que al final solo hay paredes vacías. El viejo Pierre se queda solo…


Yves Saint Laurent era una persona con grandes ideas y supo hacerlas realidad. Era de carácter tímido y no le gustaba mucho hablar en público. Será recordado por lanzar la primera colección prêt-à-porter, vestir  a la mujer con esmoquin o por sus diseños inspirados en el arte de Mondrian o Picasso.

La década de los setenta le marcó y empezó a experimentar con las drogas y los excesos. Su vida cambió para siempre y cada vez estaba más metido en su mundo. Desde este punto estuvo sumido en una permanente depresión nerviosa de la que solo se desprendía en la presentación de sus colecciones. Pierre tuvo que convivir con ello y según cuenta hubo momentos muy duros, pero nunca pudo alejarse de Yves. Según sus palabras “la gloria es el luto exultante de la felicidad”.

     
Su manera de evadirse era refugiándose en su casa de Marruecos, situada en El jardín de Majorelle en donde convivía en paz con la naturaleza. Sus cenizas se esparcieron en ella.

Pierre Bergé; siempre un paso por detrás del genio, organizando y apoyando desde un segundo plano, eclipsado por la grandeza de Yves como diseñador y como personaje público. Nada habría sido igual sin él. Era necesario y Pierre lo sabía.
Fueron el tándem perfecto formado por el que ordena y el que acata las órdenes, una pareja perfecta,  dos piezas que casan perfectamente y en la que una es igual de necesaria que la otra. Pierre se siente orgulloso de que así fuera.

Un claro ejemplo está en el apartamento parisino en el que las habitaciones tenían los nombres de los personajes de los escritos favoritos de Yves.

EL HALL

En la entrada encontramos un torso de atleta romano, en mármol, del siglo II después de Cristo y “La cabina de las curiosidades” que tiene una especie de pasillo con hornacinas a los lados forradas de terciopelo de seda rojo que contenían rarezas de la colección. Al final un Buda de madera lacada en oro y rojo de la Dinastía Ming del siglo XVI.

EL SALÓN YVES SAINT LAURENT


Ángulo del salón principal, con un sofá estilo Rococó italiano del siglo XVIII delante de un tapiz del siglo XV. Delante una lámpara de Albert Cheuret Aloe de 1925.  A la derecha cuadro de Juan Gris, titulado "El violín", que está colgado debajo del retrato de los hermanos "Alfred y Élisabeth Dedreux", del pintor Théodore Géricault de 1818.


Desde este otro ángulo, en primer plano una pareja de banquetas art-déco de madera de palma y de bronce lacadas en rojo y tapizadas en piel de leopardo, de Gustav Miklos ´de 1928 y en el fondo, una escultura de madera de roble, de Constantin Brancusi, titulada " Madame L.R.".
Banquetas Gustav Miklos
Escultura Brancusi


De este ángulo se observa al fondo a la derecha el cuadro de Picasso “Instrumentos sobre una mesa” de la etapa cubista, encima de este “una tarde de acuarela” de Cézanne de Mont Sainte-Victoire, en primer plano la silla de dragón de Eileen Gray de 1920, entre las ventanas una escultura llamada “L’homme de Draguigna,” de César y a la derecha, alrededor de Vuillard 1891 soñar despierto María y su adre.
Picasso, “Instrumentos sobre una mesa"
Eileen Gray, silla de dragón

      
       César , L’homme de Draguigna
             Jean Auguste Ingres, “La Condesa de Larue”

Detalle del gran salón, donde se encuentra el retrato de “La Condesa de Larue”, de Jean Auguste Ingres, 1812 y un par de sillas exóticas que fueron un encargo de la reina Hortensia en 1812.


Desde el otro ángulo del salón se exhibe en un caballete el retrato de “Don Luis Maria de Cistué y Martinez” de Francisco de Goya, 1791.
En la pared frontal a la izquierda hay un  pequeño cuadro de Giogio de Chirico llamado “Il Ritornante”, dos pinturas de Fernand Léger de 1917, la de arriba se llama Composition, dans l'usine y la de abajo recibe el nombre de "El perfíl negro",una pareja de jarrones art-déco de cobre y esmalte diseñadas por Jean Dunand en 1925, un taburete africano firmado por Pierre Legrain de 1920-1925, y una pareja de butacas art-decó.

Jean Dunand, jarrones art-déco.

En este rincón se encuentra el "Retrato de Giusto Ferdinando Tenducci", de Thomas Gainsborough, arriba, y "Nu au bord de la mer", de Henri Matisse a la derecha.

            


En uno de los laterales del comedor se encuentra la silla africana Senoufo, de un jefe de Costa de Marfíl. En esta imagen también podemos observar el tapiz de Ernest Boiceau, de 1920.


En este detalle del salón, entre dos ventanales vemos un cuadro de Edvard Munich de 1898 y debajo un cuadro de Henri Matisse titulado " Les Coucous, tapis bleu et rose” de 1911. Debajo hay una lámpara de mesa de Émile-Jacques Ruhlmann, de 1927. 
Matisse, titulado " Les Coucous, tapis bleu et rose
RINCON DEL APARTAMENTO

En un rincón del apartamento encontramos un sarcófago egipcio de la época ptolemaica entre dos sillones Louis XIII y en la pared un cuadro llamado “amazona” de Franz Von Stuck de 1863-1928.

LA BIBLIOTECA

   
Esta es la biblioteca. Al fondo encontramos un cuadro de Piet Mondrian titulado “Composition I” de 1920 sobre la chimenea y a la derecha sobre la pared un Henri Matisse de 1869-1953 titulado “El bailarín”.
Reposando sobre el suelo a la derecha encontramos varios retratos de Moujik, el bulldog francés de Saint Laurent, realizados por Andy Warhol.

En primer plano encontramos el "Bar", diseñado por François Xavier Lalanne en 1965 compuesto por: un jarrón de cristal cilíndrico, un cubo de hielo esférico, un cuerno de la abundancia cocktail shaker, y un gran botellero con forma de huevo, todos en manos de una medalla de plata níquel y barras de latón.
François Xavier Lalanne, “Bar”.
Piet Mondrian, “Composition I”
      Henri Matisse, “El bailarín”.
Andy Warhol, Moujik.
En el otro extremo de la biblioteca encontramos un espectacular tapiz denominado “La Adoración de los Magos”, de Edward Coley Burne-Jones, tejidas en 1904.

LA SALA DE MÚSICA

   
La sala de la música tiene sobre una de sus paredes una composición de 15 espejos diseñados por Claude Lalanne entre 1974 y 1985 en cobre dorado de bronce y acero galvanizado. Encontramos también un cofre de Eileen Gray y colocada sobre el piano una escultura de terracota de Giovanni Antonio Rimondi, 1907.

EL COMEDOR

28 de mayo de 2011

DE VIAJES_ OPORTO



Oporto, la ciudad vieja y derruida repleta de historia.  

El rio Douro es espectacular, con sus largos puentes de hierro y hormigón. Una bonita puesta de sol desde el barco al atardecer nos invita a ver los llamativos colores de las estrechas casas típicas de la Ribeira. Desde la otra orilla todo es tan pequeño…

Rio Douro
Ribeira
Ribeira
Pasear por sus callejuelas te hace sentir atemporal, no existen las horas ni los segundos, el tiempo se para y junto a él nosotros. Las gaviotas graznan a deshora porque el río va meciendo sus aguas hasta el mar y un olor a pescado inunda las calles.
Callejuelas



 
Entrar en el Café Majestic es viajar en el tiempo. De repente me imagino a una mujer vestida de señorita, con plumas en el cabello y un vestido de lentejuelas lista para bailar el charlestón. Hay una fiesta maravillosa y todo se ve reflejado en los espejos. Las lámparas cuelgan del techo silenciosas y los bancos de madera nos cuentan la historia de los que se han sentado en el. 

Café Majestic
Muy cerca, en el Mercado do Bolhao una mujer nos espera en la puerta para vendernos pescado fresco. Todo está tan viejo y perecedero… Flores coloridas, panaderías, puestos de fruta, puestos de animales, etc. La gente es muy amable.
 
La comida es peculiar; el pan negro, el queso de vaca, el vino verde son dignos de mención. Las panaderías típicas de Oporto tienen un encanto especial; en sus mostradores las ricas pastas con formas peculiares y atrevidos colores nos invitan a que entremos.


Los jardines del palacio de Cristal que datan de 1860 son preciosos. Pasear por ellos y encontrarte a un pavo real no tiene precio. Descubrir sus rincones, cada cuál más bonito, y divisar el Duero en todo su esplendor y en la otra orilla Vila Nova de Gaia con su colina repleta de bodegas.

Puente María Pía realizado en 1876 por Eiffel
La Librería Lello con su discreta fachada que pasa desapercibida de entre los árboles no te deja indiferente. Cuando estás dentro tus ojos y tu boca se abren al máximo en señal de asombro y el resto es indescriptible. Necesitas sentir la robusta madera, subir por la escalera, tocar el pasa-manos y pasear por su interior para creértelo. Nadie es capaz de imaginar tal lugar sin haberlo visto antes. Deseo volver pronto.


Al entrar en el palacio de la Bolsa la sensación es de asombro; primero el patio de las naciones con su imponente, su luz y sus pinturas. Luego la sala revestida con pan de oro con sus pesadas cortinas de terciopelo rojo y su suelo de madera. Y por último la sala Árabe; puedo imaginarme en ella cuando se usaba para dar fiestas a invitados de otros païses para que quedaran impresionados, sin duda yo hubiese sido uno de ellos.

Oporto bello que conjugas el pasado con el presente y estás abarrotado por el paso del tiempo sigue guardando historia entre tus calles para cuando vuelva sigilosa navegando por el rio.